Debido a la cultura familiar y a problemas articulares, no sentía ninguna atracción por el deporte. Pero un gimnasio abrió a pocos metros de mi casa. Vi la oportunidad de fortalecerme y ganar peso, esperando así ganar confianza en mí mismo… y así fue. Después de 3 años, gané 10 kilos. Pero después de 5 años, alcancé mis límites. Sentía que luchaba contra mí mismo y mi metabolismo para mantener mi peso y masa muscular. La preparación deportiva no podía ser un objetivo en sí mismo, sino un medio para practicar un deporte real.
Una lesión en el hombro y una cirugía me dieron la oportunidad de prepararme para un nuevo comienzo. Quería practicar un deporte para liberar estrés, reducir el riesgo de lesiones y, sobre todo, respetar mi cuerpo. Mis seres queridos me aconsejaron que me sumergiera en la natación. Pero el agua no era mi.